Cobija, en Pando; Villazón, en Potosí, y Desaguadero, en La Paz, se han convertido en los principales puntos de contrabando de carburantes en el país, donde su gente está dedicada íntegramente a esa actividad ilícita.
“Son pueblos íntegros que están dedicados al contrabando”, afirmó en una entrevista con la red Erbol el presidente interino de Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB), Carlos Villegas.
La autoridad, no obstante, admitió que el control de la actividad irregular es complicado, considerando que los pobladores se dan modos inusuales para desviar diesel, gasolina o gas licuado al otro de lado de la frontera. “Me comentaban en un lugar que todos los automóviles tienen un solo tanque de gasolina; es decir, todo el auto. Solo entra el conductor y lo demás es pura gasolina. (El contrabando) ha llegado a los puntos geográficos fronterizos y entrado en las ciudades más próximas”, relató. Informó que YPFB trabaja para intensificar el control, aunque dijo que esta tarea se hace difícil por la vinculación de empresarios privados en la actividad. “En Cobija, por ejemplo, los privados ganan por semana 8.000 bolivianos, 32.000 bolivianos mes”, explicó.
Así, admitió que el trabajo realizado en 2010 fue insuficiente. “Estamos trabajando, pero tampoco podemos desconocer que los resultados no han sido los mejores. Tenemos que reconocer que no hemos tenido un desempeño acorde a las exigencias en la lucha contra el contrabando”.
En los últimos años, Bolivia perdió aproximadamente 150 millones de dólares anuales destinados a países vecinos, a causa del contrabando de carburantes subvencionados por el Estado (a un precio de 27 dólares el barril, un tercio menor del precio internacional), admitió el propio presidente Evo Morales las pasadas semanas.
Vía: ERBOL
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