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Bolivia: divino tesoro para la juventud argentina

Luis Eugenio Bellando
Cónsul de Argentina en Tarija

Las cifras sobre el movimiento turístico de los jóvenes argentinos en el último período de vacaciones ponen en evidencia que Bolivia fue un polo de atracción. Turismo emprendido por veinteañeros, con espíritu de aventura, que cursan el primer tramo de carreras terciarias que no van en pos de hallazgos, revelaciones, ni tampoco de romances, diversiones, sino tras la constatación de que pueden enfrentar desafíos por sí mismos sin el tutelaje de los mayores.

Sin pulsar temas de aristas psicoanalíticas los 30 a 60 días que duran éstos viajes constituyen un despegue, un paso a la vida adulta, un asumir la responsabilidad de sus actos en grupos.
Para estos jóvenes el desafío consiste en ir resolviendo día a día traslados, alojamientos, alimentación y el cuidado de la salud a la vez que ejercitan la responsabilidad de cuidarse y cuidar a los compañeros de viaje. Todo en un marco nuevo de vida.

En un entorno geográfico, socio-cultural diferente, en su paso por Bolivia rescatan la cordialidad sin desmesura, la amabilidad sin estridencias y el respeto con dignidad.
Bolivia, el trayecto obligado hacia el Machu Picchu, es la tierra que les ofrece sentido de pertenencia sudamericana.

Los pasos de frontera, Villazón, Yacuiba y Bermejo, los pone en contacto con la naturaleza deslumbrante en el “paraíso tropical” de Santa Cruz de la Sierra, en el Salar de Uyuni, en la Laguna de los Colores, en la Isla del Sol, en el mar lacustre que es el Lago Titicaca. Y a los viajeros con inquietudes de sesgos culturales, Tarija les ofrece contrastes como la Casa Dorada, ejemplo acabado del Art Noveau, construida en el corazón de América del Sur casi al unísono de su aparición estilística en Francia. También atrae, interesa y enseña una manifestación de la fuerza de la fe. El museo de los padres franciscanos quienes llegaron a comienzos del 1600 con más de 17.000 volúmenes, algunos incunables, otras primeras ediciones y recetarios con tapas de cuero con los componentes de los medicamentos con que los frailes atendían la salud de los indígenas.

Podría encontrarse en este repentino interés de los jóvenes de mi país por Bolivia que viene creciendo año en año, un nexo con la historia común de nuestros pueblos.
Las escuelas que Manuel Belgrano donó y hasta las estrofas del Himno Nacional pueden anotarse. Cuando Vicente López y Planes presentó en la Asamblea de 1813 la letra para nuestra canción patria, se refirió a esas tierras, entonces bajo dominación extranjera. Tal los sentidos versos: “Lloran bañados en sangre Potosí, Cochabamba y La Paz”. Como no se cantan desde el comienzo del siglo XX, muy pocos los conocen.

Lo que antecede es un prólogo para la elocuencia de las cifras de la Dirección Nacional de Migraciones sobre el ingreso de turismo argentino entre diciembre y febrero. A Villazón ingresaron 41.423 personas, a Yacuiba 23.836, a Bermejo 18.393. Como dice el título, Bolivia se ha transformado en un divino tesoro para la juventud argentina.


Vía: http://www.eltribuno.info

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